Herminia Psicología Psicología y Educación

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Dibujo camino                            

Mentir

Por El 10/02/2021

Imagina que un niño rompe un plato, y, rápidamente, su padre o su madre corren a regañarlo. Entonces, el infante decide mentir para evitar la reprimenda. El clima que se crea puede acabar por ser insostenible y la sinceridad en la infancia se pierde lentamente porque a pocos pequeños, igual que a los mayores, les gusta recibir castigos y amonestaciones por cada falta que cometen.

¿Qué podemos hacer? Primero, saber que fomentar valores, como la sinceridad en la infancia, es muy positivo para los pequeños. Tanto, que incluso mejora la inteligencia emocional de los chicos. Así pues, para evitar que los niños mientan cuando cometen errores o no quieran hacer algo, es necesario crear un clima positivo, en el que los problemas puedan ser expuestos y debatidos y cada situación no deseada no se convierta en un drama.

A través de la sinceridad, el niño también fortalece su autoestima. Por eso es importante que, como padres, adultos o tutores, no empleemos la mentira para dirigir su comportamiento.

El niño, según se hace mayor, va aprendiendo la diferencia entre mentira y verdad. En ese momento, puede discernir que muchas de las lecciones que ha recibido de sus padres no eran reales; así, entiende que ellos, y por extensión el mundo adulto del que sus padres son referencia, aprueba la mentira como un medio para conseguir objetivos.

A partir de los cinco años, el niño ya es capaz de mostrarse escéptico ante determinadas afirmaciones que le podamos hacer. Así, estamos en un momento crítico en el que nos van a tomar de modelos. Y más clave será todavía después de los ocho años, cuando separa acertadamente el error intencional del engaño.

Una vez comienzan a distinguir las posibilidades de la mentira sin entender al mismo tiempo el daño que puede causar, puede ser difícil volver atrás; los seres humanos tenemos mecanismos mentales muy poderosos para no ver aquello que no queremos ver. Por eso es importante conocer ciertos elementos que podemos implementar para que los niños sigan el camino de la sinceridad, aceptando sus errores y limitaciones.

Incluir la asertividad en la educación de los pequeños es uno de los mejores métodos para que aprendan el valor de la sinceridad. Podemos enseñarles que tienen derecho a reclamar la verdad, a que nadie les mienta o les intente manipular. Un derecho que también asiste a los demás.

Además, en su evolución natural, el niño aprende a diferenciar entre lo bueno y lo malo, asume sus fallos, encuentra alternativas para superar obstáculos y conseguir objetivos y, sobre todo, aprende desde el amor y el entendimiento sensato. Para ello, es recomendable:

Los niños, especialmente cuando son muy pequeños, no hacen nada con mala intención. Si juzgamos continuamente, bloqueamos la posibilidad de razonar, reflexionar y analizar si existen motivos ocultos que tal vez se nos escapan. ¿Qué hay detrás de la mentira? Antes de juzgar, estudiemos la situación y hablemos con el pequeño.

Es interesante escuchar con atención al pequeño, sin impulsividad. Así lo entenderemos mejor y podremos analizar si miente, imagina historias o tiene una intencionalidad diferente a la de decir la verdad.

En muchas ocasiones nos veremos necesitados de corregir al niño. Es normal, es parte de su educación. Pero hemos de ser asertivos, así el pequeño interiorizará mejor y pensará antes de actuar en futuras ocasiones.

Siempre es importante usar el refuerzo positivo. Cuando el pequeño actúe con corrección y sinceridad, lo premiaremos, demostrando lo mucho que nos agrada que actúe así. De esa forma, aumentamos la probabilidad de que repita este comportamiento u otros que vayan en la misma dirección, reduciendo al mismo tiempo la probabilidad de los que son incompatibles.

Recuerda que, como adultos, padres y tutores, somos el ejemplo a seguir por parte de los niños. De nada servirá decir una cosa si luego no actuamos de acuerdo a esa lección. Por eso, en el momento de enseñar, la mejor opción es hacerlo siendo nosotros mismos el ejemplo de sinceridad que el pequeño necesita.

Conviene no olvidar que los pequeños tienden a imitar a las figuras de autoridad, o sea, sus padres, profesores y hermanos mayores, sobre todo. Tengamos en cuenta siempre esta responsabilidad a la hora de actuar delante de un niño.

Recuerda, la sinceridad en la infancia refuerza la inteligencia emocional. Si quieres que tus pequeños sean autosuficientes, responsables y seguros de sí mismos, es muy necesario que conozcan bien sus emociones.

*lamenteesmaravillosa.com

No tengas miedo a cometer errores.

Por El 24/06/2020

No tengas miedo a cometer errores.

Probablemente, seas bastante exigente contigo mismo, al menos cuando los resultados no cumplen con tus expectativas. De hecho, seguro que, si te dieran la opción de cambiar algo de lo ocurrido o incluso de ti mismo, lo harías. La pregunta es ¿te

En algún momento de nuestras vidas, todos tenemos que enfrentarnos al gran reto de aceptarnos a nosotros mismos. Una cuestión que aparentemente no debería ser tan compleja, pero que realmente lo es.

Hps 01 213Nos aterra mirarnos al espejo, descubrir quiénes somos en realidad, pues no siempre nos comportamos como desearíamos ni cumplimos con las expectativas que hemos creado sobre nosotros.

Es más, en algunos momentos llegamos hasta avergonzarnos de cómo somos. Solo tenemos que pensar en las veces que nos hemos lamentado sobre algo que hemos hecho. Ahora bien, ¿por qué? Porque el fracaso no nos sienta nada bien.

Un profundo malestar nos invade cuando la realidad que deseamos no tiene nada que ver con la realidad que tenemos. De hecho, cuanto mayor es la diferencia, más dolorosos son los sentimientos que experimentamos. El escenario que habíamos imaginado se derrumba y no queda otra que intentar adaptarnos a lo ocurrido.

El fracaso nos introduce en un vacío, un vacío que nos duele igual o más que cualquier herida, que nos desafía y nos enfrenta a cada uno de nosotros. Lo que ocurre es que no nos gustan los sentimientos incómodos y por ello solemos evitar el dolor resultante de cada fracaso.

A veces, abandonamos y otras casi ni lo intentamos y optamos por algo menos desafiante y más fácil. Algo que nos alivia de forma momentánea, pero que no dura mucho porque podemos volver a estar en peligro, ya que no es fácil protegerse del fracaso. Entonces nos estancamos, permanecemos, no avanzamos, nos quedamos ahí, en nuestra zona de seguridad.

A pesar de ese estado de calma que nos proporciona nuestra zona de confort, existen ciertos riesgos si optamos por permanecer aferrados a esa sensación seguridad. Uno de los más peligrosos es la imposibilidad de avanzar, de seguir creciendo. De ahí que lo más adecuado sea modificar la relación que tenemos con el hecho de fracasar.

Para ello, es importante que nos recordemos a nosotros mismos que el fracaso forma parte de la vida. Y no, no es algo extraordinario o una frase de autoayuda más, existen muchos ejemplos que lo confirman.

No obstante, estoy segura de que cada uno de nosotros tenemos ejemplos suficientes para confirmar que fracasar es algo común y que, en muchas ocasiones, gracias a ello hemos descubierto otros rumbos y otros aprendizajes. Un fracaso es una oportunidad, un primer boceto, un borrador que nos ayuda a conseguir algo mejor.

Ahora bien, el fracaso también podemos verlo como un feedback para nosotros. Se trata de una oportunidad para reflexionar qué hemos hecho, qué es lo que no funciona y qué podría funcionar mejor.

En cuanto nuestra mente detecta que hemos fracasado, comienza a criticarnos, reprocharnos y culpabilizarnos. Somos expertos en latigarnos y recordarnos lo mal que lo hemos hecho y lo poco que valemos.

Ahora bien, si castigarnos a nosotros mismos fuera una estrategia válida para modificar nuestra conducta y alcanzar el éxito, ¿no seríamos perfectos? Entonces, ¿por qué lo seguimos haciendo?

El médico y psicoterapeuta inglés Russ Harris suele utilizar un viejo proverbio para concienciar sobre ello: si quieres que un burro tire del carro, puedes utilizar un palo o una zanahoria para ello. Es decir, puedes provocar que lo haga de mala gana si lo atizas con el palo o bien puedes ponerle una zanahoria delante, pero que no pueda alcanzar hasta llegar al carro y allí dársela como recompensa. Con ambas estrategias conseguirás tu objetivo, pero si utilizas el palo el burro será infeliz, mientras que si usas la zanahoria, será feliz.

Nuestra mente suele utilizar más la estrategia del palo que la de la zanahoria, nos lanza un gran número de críticas negativas y acabamos atrapados en el juego de la culpa: «idiota«, «fracasado«, «no podía hacerlo peor«, «no sirves para nada«, «¡qué perdida de tiempo!«, «¿por qué siempre tiene que pasarme esto a mí?«, «no tengo remedio«, «no tendría que haber actuado así«…

La cuestión es que sea lo que sea con lo que nos golpee, no nos ayudará a aceptar el malestar del fracaso ni tampoco a crecer o aprender de lo vivido. Todo lo contrario. Entonces, ¿cómo podemos reponernos cuando fracasamos? Las siguientes claves pueden ayudarnos:

• Desengancharse de los pensamientos poco útiles -> Hay que identificar los pensamientos que nos obstaculizan el camino y que nos hacen sentir mal, esas creencias que nos culpabilizan, pero que no aportan soluciones. Para ello, podemos decirnos que nuestra mente está empezando con la historia del perdedor.

• Permitirse experimentar los sentimientos dolorosos -> Aceptar el malestar, abrirse al dolor y observar cómo nos afecta es fundamental. De esta forma, liberamos esa carga que nos pesa y podemos continuar.

• Tratarnos bien a nosotros mismos -> Un error, un fallo, no tiene que ser un motivo para maltratarnos. Tenemos que ser amables con nosotros mismos, acompañarnos y apoyarnos. Reprocharnos no solucionará lo ocurrido.

• Valorar qué ha funcionado y cualquier tipo de mejora -> Reconocer y valorar todo lo que hemos hecho es un gran gesto de amabillidad hacia nosotros. Nuestro esfuerzo merece ser reconocido, igual que todo aquello que hemos hecho bien y con lo que podemos quedarnos.

• Descubrir algo que nos ayude a aprender y crecer -> En cada uno de nosotros, siempre hay algo que puede resultarnos útil. Para ello, podemos preguntarnos cómo podemos crecer a partir de lo ocurrido. No olvidemos que cada fracaso es también una oportunidad para avanzar.

• Actuar de acuerdo a nuestros valores -> Este es uno de los aspectos más importantes y que nos ayudarán a relacionarnos con el fracaso de otra manera. Porque si actuamos en base a lo que deseamos, a esos pilares que consideramos como fundamentales, será difícil que consideremos de forma negativa al fracaso.

Como vemos, el fracaso puede ser muy doloroso, pero no deja de ser una oportunidad maravillosa para conocernos si estamos dispuestos a aprender él.

* lamenteesmaravillosa.com

Niveles de estres

Por El 30/08/2019

Hay determinados factores físicos que pueden estar indicándonos que nuestros niveles de estrés están descontrolados. Debemos tenerlos en cuenta y aprender a gestionar nuestras emociones para evitarlos.
El estilo de vida moderno, las múltiples ocupaciones laborales y los problemas cotidianos nos hacen pensar que el estrés es una parte natural de nuestra vida. Si bien es cierto que es una reacción fisiológica a las situaciones adversas que aparecen día tras día, sus efectos pueden ir más allá cuando se prolonga en el tiempo.

Hps 01 137Está comprobado que estar sometidos de forma continuada a este estado emocional incrementa el riesgo cardíaco, debilita las defensas y eleva la posibilidad de padecer depresión. Y, aunque la mayoría de sus síntomas se manifiestan mediante los cambios de actitud, existen varias consecuencias físicas que pueden tener una fuerte relación con el mismo.
Lo más preocupante es que la mayoría de los casos no reciben una atención adecuada y acaban por convertirse en trastornos más graves.
Siendo conscientes de que todos lo padecemos en algún momento, es primordial descubrir esas cosas que indican que ya se nos está yendo de las manos.
Si nunca has sufrido reacciones alérgicas y de repente notas que estás cubierto con ronchas o sarpullidos rojos, es probable que se deba al estrés. Cuando el organismo presenta este tipo de trastornos, el sistema inmunitario tiende a desequilibrarse y el cuerpo inicia la liberación de la histamina química.
Si éste no logra controlarse a tiempo, puede generar urticaria y otras alteraciones cutáneas. De hecho, por este mismo factor, la piel puede desarrollar sensibilidad a cosas que antes no representaban un problema.
Las cefaleas y migrañas son síntomas comunes en aquellos que todo el tiempo tienen que resolver situaciones difíciles y estresantes. Esto es producto de la liberación de algunas sustancias químicas que interfieren en la actividad del sistema nervioso y los vasos sanguíneos del cerebro.
También es común que afecte los músculos y ocasione lo que se conoce como dolor de cabeza tensional.
Una amplia variedad de trastornos digestivos tiene que ver con constantes episodios de estrés físico y mental. Las hormonas que lo ocasionan alteran el funcionamiento del tracto gastrointestinal y derivan en síntomas como la acumulación de toxinas, los gases y la inflamación.
En algunos casos incluso aumenta el número de veces que el colon se contrae, lo cual se traduce en más calambres y diarrea.
El cortisol que se libera a causa de este problema provoca un bloqueo en el sistema inmunitario y disminuye su capacidad para combatir los patógenos que afectan la salud respiratoria.
Hay una alta probabilidad de que las personas estresadas contraigan un resfriado, herpes y otras enfermedades bacterianas y virales. Es conveniente resolver estos problemas de manera adecuada y completa, puesto que esta vulnerabilidad del sistema inmune es muy perjudicial para la salud física y mental.
Al parecer, se presenta por un desequilibrio hormonal, en el cual el cortisol predomina por encima de otras sustancias. Esta hormona interfiere en la actividad de las glándulas sebáceas de la piel y aumenta su producción de aceites. Ese exceso de sebo que se va acumulando poco a poco en los poros es el que deriva en la aparición de comedones, espinillas y puntos negros.
El insomnio y las dificultades para lograr un sueño reparador tienen mucho que ver con el estado emocional y los hábitos que se tienen durante el día.
Un organismo estresado y con dolencias musculares, enfoca los pensamientos en situaciones angustiantes. Y, a la postre, pierde su capacidad para dormir el tiempo adecuado.
Lo más grave de todo es que, con el paso de los días, el cuerpo pasa factura y desarrolla afecciones físicas que disminuyen la calidad de vida.
La fatiga o el cansancio extremo es una reacción normal del cuerpo cuando no se le brinda suficiente descanso y se le somete de forma continua a la tensión física y mental. Este síntoma viene acompañado de alteraciones en el estado de ánimo, que incluyen la depresión, la ansiedad y la irritabilidad.
*
mejorconsalud.com

Tómate tu tiempo

Por El 11/06/2019

Tómate tu tiempo, el que necesites y no el que otros te digan. Porque cada uno tiene su ritmo, cada uno necesita sus pautas, sus estrategias, sus despertares internos y esas ayudas externas a las que atenerse y que trabajar a diario.

Hps 01 52Entender esto es esencial porque a día de hoy, lo queramos o no, asumimos ciertas ideas erróneas que nos impiden dar forma a un proceso curativo auténtico.En los últimos años se ha ido popularizando la idea de que las personas somos resilientes por naturaleza. Se nos dice a menudo que el tiempo todo lo cura, y que solo hay que dejar que nuestro cerebro actúe, permitiendo que poco a poco emerja esa fuerza interior con la que disolver todo estresor, con la que superar toda situación adversa.
Es un error. El tiempo por sí mismo no cura, ni tenemos tampoco un piloto automático capaz de activarse para guiarnos por el camino de la resiliencia. Así, algo que nos indican los investigadores de este trabajo es que asumir este tipo de ideas nos sitúa en un escenario de auténtica pasividad psicológica, hundiéndonos de forma irremediable en unas arenas movedizas donde esperar una curación que nunca acontece.
La psicología popular, así como determinadas vertientes espirituales, suelen hacer germinar en nosotros creencias erróneas muy alejadas de lo que realmente dice la investigación. Asumir muchos de estos conceptos puede entorpecer nuestra curación psicológica, y por ello es necesario tener presentes alguno de esos falsos mitos. Son los siguientes.
• El tiempo todo lo cura (falso) > Cura lo que hagamos durante ese tiempo.
• Todo duelo dura tres meses (falso) > Cada persona necesita un tiempo determinado para afrontar una pérdida o una ruptura sentimental.
• Las personas fuertes pueden con todo (falso) > ¿Qué entendemos por personas fuertes? Etiquetar desde fuera a una persona como «fuerte» puede obligarla a tener sentirse mejor lo antes posible y eso es peligroso.
• Todos somos resilientes (falso) > La resiliencia se trabaja, se desarrolla, se afina y se individualiza en base a nuestra características y necesidades. No es un despertar espontáneo, es una artesanía que uno debe aprender y poner en práctica en el día a día y no solo en los momentos más necesitados.
las personas nos enfadamos con nosotras mismas por no sanar pronto, por no correr tan rápido como nos gustaría, por no poder ser los mismos de siempre. Si es así es porque vivimos en un mundo donde se nos insta a estar siempre bien, siempre funcionales, a vender una imagen de felicidad impoluta y deslumbrante.
Sin embargo, la vida no viene con filtros de Instagram, no podemos mejorar nuestro estado de ánimo con un solo «click». Tal tarea requiere tiempo y trabajo y ante todo un enfoque intencional. Por tanto, describamos dos sencillas estrategias para lograrlo.
• Tómate tu tiempo para hibernar. No se trata de dormir y de quedarnos aislados, sino de aplicar una de las ventajas de este proceso fisiológico que ponen en práctica los animales que hibernan: conservar la energía. Si tu cuerpo no puede más, si tu mente está agotada, descansa, deja de priorizar a los demás, deja a un lado el ruido externo para atender tus necesidades internas.
• Tómate tu tiempo para sanar. El que necesites y no el que te digan otros. Entiende que la curación no es un viaje con fecha de salida y fecha de llegada, es un proceso, una caminata sin comodidades donde no hay que mirar el paisaje o aquello que nos envuelve: la mirada se sitúa en el propio ser.
Por último, y no menos importante, no podemos olvidar que en ese proceso de sanación es bueno no renunciar a la compañía; hay que elegir a buenos compañeros de viaje. Elegir a un buen profesional que nos guíe en este proceso lo hará más fácil, y nos ayudará a entender que antes de volver a correr libres, una vez más, hay que aprender a andar de nuevo.
Lograrlo es posible, conseguirlo llevará su tiempo, pero alcanzaremos esa meta.
*lamenteesmaravillosa

Las Heridas Emocionales

Por El 14/05/2019

Las heridas emocionales de la infancia vaticinan en gran parte de los casos cómo será nuestra calidad de vida cuando seamos adultos. Son como lesiones psíquicas, como fragmentos sueltos y mal curados que nos impiden llevar una existencia plena e incluso afrontar los pequeños problemas del día a día con mayor soltura y resistencia.
Los signos de esas heridas psicológicas suelen evidenciarse de infinitos modos. Ansiedad, pensamientos obsesivos, mayor vulnerabilidad hacia determinados trastornos, problemas del sueño, actitud defensiva…
No es fácil lidiar con un pasado traumático, sin embargo, aún lo es más cuando esas marcas se originaron en una edad temprana. En esa primera etapa de la vida de un niño donde carece aún de estrategias personales para manejar y entender ciertas dimensiones.
Hps 01 16 1Así, de alguna forma, es muy común que siempre acontezcan 5 tipos de experiencias dolorosas o heridas emocionales de la infancia que terminarán dejando una impronta muy evidente en nuestra personalidad.
Veamos a continuación cuáles son nuestras heridas:
La soledad es el peor enemigo de quien vivió el abandono en su infancia. Por tanto, es común que en la edad adulta se experimente un constante temor a vivir de nuevo esta carencia. De ahí que aparezca por ejemplo una elevada ansiedad a ser abandonado por la pareja, pensamientos obsesivos y hasta conductas poco ajustadas por el elevado temor a experimentar una vez más ese sufrimiento.
La herida causada por el abandono no es fácil de curar, lo sabemos. Así, tú mismo serás consciente de que ha comenzado a cicatrizar cuando el temor a los momentos de soledad desaparezca, y en ellos empiece a fluir un diálogo interior positivo y esperanzador.
El miedo al rechazo es una de las heridas emocionales de la infancia más profundas, pues implica el rechazo de nuestro interior. Con interior nos referimos a nuestras vivencias, a nuestros pensamientos y a nuestros sentimientos.
La persona que padece de miedo al rechazo no se siente merecedora de afecto ni comprensión y se aísla en su vacío interior. Es probable que, si hemos sufrido esto en nuestra infancia, seamos personas huidizas. Por lo que debemos trabajar nuestros temores, nuestros miedos internos y esas situaciones que nos generan pánico.
La humillación es la herida que se genera cuando en su momento sentimos que los demás nos desaprueban y nos critican. Podemos generar estos problemas en nuestros niños diciéndoles que son torpes, malos o unos pesados, así como aireando sus problemas ante los demás; esto destruye la autoestima infantil.
La traición o el miedo a confiar en los demás surge cuando el niño se ha sentido traicionado por alguno de sus progenitores. Dimensiones como incumplir promesas, no proteger, mentir o no estar cuando más se necesita a un padre o a una madre origina heridas profundas. En muchos casos, esa sensación de vacío y desesperanza se transforma en otras dimensiones: desconfianza, frustración, rabia, envidia hacia lo que otros tienen, baja autoestima…Haber padecido una traición en la infancia construye personas controladoras y que quieren tenerlo todo atado y reatado. Si has padecido estos problemas en la infancia, es probable que sientas la necesidad de ejercer cierto control sobre los demás, lo que frecuentemente se justifica con un carácter fuerte.
La injusticia como herida emocional se origina en un entorno en el que los cuidadores principales son fríos y autoritarios. En la infancia, una exigencia en demasía y que sobrepase los límites generará sentimientos de ineficacia y de inutilidad, tanto en la niñez como en la edad adulta.
Estas personas suelen confirmar sus errores por su forma de actuar. Sanar las heridas emocionales de la traición requiere trabajar la paciencia, la tolerancia y el saber vivir, así como aprender a estar solo y a delegar responsabilidades.
Las consecuencias directas de la injusticia en la conducta de quien lo padece será la rigidez, la baja autoestima, la necesidad de perfeccionismo, así como la incapacidad para tomar decisiones con seguridad.
En estos casos, es importante trabajar la autoestima, el autoconcepto, así como la rigidez mental, generando la mayor flexibilidad posible y permitiéndose confiar en los demás.
Las heridas emocionales de la infancia relacionadas con la humillación generan con frecuencia una personalidad dependiente. Además, podemos haber aprendido a ser “tiranos” y egoístas como un mecanismo de defensa, e incluso a humillar a los demás como escudo protector.
Haber sufrido este tipo de experiencias requiere que trabajemos nuestra independencia, nuestra libertad, la comprensión de nuestras necesidades y temores, así como nuestras prioridades.
*lamenteesmaravillosa

Pedir ayuda

Por El 09/04/2019

La decisión de pedir ayuda no siempre es fácil, sobre todo porque a veces pensamos que significa reconocer un fracaso o la debilidad.
Pedirle ayuda a un psicólogo es aún más complicado porque se le suman los estereotipos que existen sobre la salud mental. Sin embargo, lo cierto es que pedir ayuda es un acto de coraje y madurez.
Hps 01 125  Aun así, normalmente la decisión de acudir al psicólogo es un proceso en el cual la persona va tomando conciencia de su estado y su malestar, se da cuenta de que el paso del tiempo no es el bálsamo que esperaba y comprende que necesita apoyo para lidiar con esa situación.
   De la misma manera en que no tiene sentido soportar un dolor de muelas, tampoco tiene sentido aguantar el dolor emocional.
   Es importante que comprendas que no siempre tienes que enfrentar todo tú solo.
   En muchos casos, el paso del tiempo no es bálsamo suficiente y no sirve para curar la herida sino tan solo para añadir capas de resentimiento, odio y frustración.
   De hecho, considera que las emociones reprimidas, antes o después salen a la luz. Los sentimientos y los traumas que no se expresan, terminan acumulándose en el inconsciente y, cuando se conjugan ciertas condiciones, explotan.
   En otros casos se traducen día tras día en patrones de pensamientos y comportamientos negativos que constituyen un obstáculo para tu felicidad y dañan tus relaciones interpersonales.
   El psicólogo no resuelve los problemas, te ayuda a encontrar la solución
   Aunque hay muchas más razones para ir al psicólogo o que pueden llevarte a solicitar la ayuda de un profesional, vamos a ver 7 de ellas.
•Tener un espacio solo para ti.
•Comprender realmente qué te sucede.
•Ser escuchado sin que te juzguen.
•Obtener un punto de vista más global y
•Conocerte mejor y comprender a las personas.
•Aprender a gestionar tus emociones, pensamientos y
•Desarrollar habilidades de solución de conflictos.
De hecho, no solo se acude al psicólogo cuando te sientes mal y sientes que la situación te desborda.
También es una buena razón para ir al psicólogo cuando deseas tomar una decisión importante en tu vida, para profundizar en tus necesidades y tener una visión más clara de la vida que deseas.
La Psicología también puede ayudarte a darle un vuelco a tu vida, a conseguir tus metas, a mejorar tus relaciones de pareja o simplemente a tener mayor autoestima y confianza en ti mismo.
*psicopedia.org

Ansiedad por Fobia Específica.

Por El 28/02/2019

Una fobia es un miedo intenso y progresivo o ansiedad por un determinado objeto, animal, actividad o situación que ofrece poco o ningún peligro real.
Causas
Las fobias específicas son un tipo de trastorno de ansiedad en el cual una persona puede sentirse extremadamente ansiosa o tener un ataque de pánico cuando es expuesta al objeto del miedo. Las fobias específicas son un trastorno psiquiátrico común.Las fobias comunes son, entre otras, el miedo a:

-Estar en lugares donde es difícil escapar, como entre multitudes, puentes o estar solo en el exterior.
-Sangre, inyecciones y otros procedimientos médicos
-Ciertos animales (por ejemplo, perros o serpientes)
-Espacios encerrados
-Volar
-Lugares altos
-Insectos o arañas
-Relámpagos
Síntomas
Estar expuesto al objeto de la fobia o incluso pensar en estar expuesto a dicho objeto provoca una reacción de ansiedad.
-Este miedo o ansiedad es mucho más fuerte que la amenaza real.
-Se puede experimentar sudoración excesiva, tener problemas para controlar los músculos o las acciones, o frecuencia cardíHps 01 84aca rápida.


Usted evita situaciones en las cuales se puede presentar contacto con el objeto o animal que causa el miedo. Por ejemplo, evitar conducir a través de túneles, si estos son su fobia. Este tipo de evasión puede interferir con el trabajo y la vida social.
Pruebas y exámenes
El proveedor de atención médica preguntará por los antecedentes de la fobia y obtendrá una descripción del comportamiento de parte suya, de su familia y de amigos.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es ayudarle a vivir su vida cotidiana sin ser paralizado por los miedos. El éxito del tratamiento por lo general depende de la gravedad de la fobia.
A menudo lo primero que se trata es la psicoterapia. Esta puede implicar cualquiera de las siguientes:
La terapia ayuda a cambiar los pensamientos que causan el miedo.
El tratamiento basado en la exposición. Esto implica imaginar partes de la fobia partiendo de la menos temida a la más temida. También lo pueden exponer gradualmente a su miedo de la vida real para ayudarlo a superarlo.
Las clínicas para los casos de fobias y la terapia en grupo, las cuales ayudan a las personas a lidiar con fobias en común, como el miedo a volar.
Ciertas medicinas, generalmente usadas para tratar la depresión, pueden ser muy útiles para este trastorno. Funcionan al prevenir sus síntomas o haciéndolos menos graves. Debe tomar estas medicinas todos los días. NO deje de tomarlas sin antes hablar con su proveedor.
También se pueden recetar medicinas llamadas sedantes (o hipnóticos).
Estas medicinas solo se deben tomar bajo la dirección de un médico.
Su médico le recetará una cantidad limitada de estos fármacos. No se deben usar todos los días.
Se pueden usar cuando los síntomas se vuelven muy graves o cuando está a punto de exponerse a algo que siempre desencadena sus síntomas.
Si le recetan un sedante, no beba alcohol mientras tome esta medicina. Otras medidas que pueden reducir la cantidad de ataques incluyen:
-Hacer ejercicio de manera regular
-Dormir bien
-Disminuir o evitar el consumo de cafeína, algunas medicinas de venta libre para los resfriados y otros estimulantes
-Expectativas (pronóstico)
Las fobias tienden a ser constantes, pero pueden responder al tratamiento.
Posibles complicaciones
Algunas fobias pueden afectar el desempeño laboral o el desenvolvimiento social. Algunos ansiolíticos utilizados para tratar las fobias pueden causar dependencia física.

Ansiedad en adolescentes

Por El 07/02/2019

Ansiedad en adolescentes.
El adolescente es una persona nerviosa por naturaleza. Y no es para menos, con tantos cambios en su cuerpo y en su entorno. Sin embargo, la ansiedad ha de permanecer siempre entre unos límites, para no interferir de manera negativa en la vida del adolescente. A mayor ansiedad, por ejemplo, peores resultados académicos.
Hps 01 163Los adolescentes con niveles altos de ansiedad, suelen mostrarse inseguros, perfeccionistas, con gran necesidad de recibir la aprobación de los demás para que les aseguren la calidad de lo que hacen. Confían poco en sí mismos, les da miedo cualquier situación y requieren la constante presencia del adulto para enfrentarse a sus temores.
Un tipo concreto de ansiedad, que experimentan algunos adolescentes ante la posibilidad de tener que separarse de sus padres, o de aquellas personas queridas.
Antes de admitir el verdadero motivo (no querer separarse de sus seres queridos) dan mil justificaciones, incluso pueden presentar un cuadro físico muy espectacular con vértigos, desmayos, dolores o palpitaciones.
Crisis de ansiedad (ataque de pánico) en su grado máximo, aparece de forma brusca y suele ser de corta duración (30 minutos). La forma más dramática es la sensación de muerte inminente, el adolescente se pone blanco y presenta un cuadro de lo más llamativo, semejante a patologías físicas muy graves, aunque, lógicamente, sin las secuelas de éstas.
• Palpitaciones, ritmo cardiaco acelerado.
• Sudoración.
• Temblores o sacudidas corporales.
• Sensación de ahogo.
• Dolor en el pecho, molestias alrededor del corazón.
• Náuseas, molestias abdominales.
• Mareo, sensación de pérdida de conciencia.
• Miedo a volverse loco o a perder el control.
• Miedo a morir.
• Sensación de hormigueo en diversas partes del cuerpo.
• Sofocos o escalofríos.
Al adolescente le queda, durante bastante tiempo, el temor a que se repita este episodio, por lo mal que lo pasa; con lo que no es de extrañar que por un tiempo no quieran salir solos, o incluso que no quieran salir de casa.